A los 42 años, consumido por la fiebre y las calamidades, Hernando de Soto, descubridor del camino a Cuzco y conquistador de Cajamarca, muere a las orillas del Mississipi, habiendo sido al parecer el primer europeo en hablar con el inca Atahualpa, al que Pizarro apresó, confinó y ejecutó, a pesar de cumplir Atahaulpa su promesa de llenar una vez de oro y dos de plata el famoso Cuarto del Rescate.
Cajamarca, fundada antes de la llegada de los españoles, es hoy una hermosa ciudad, llena de vestigios coloniales de todo tipo: escudos nobiliarios, balcones en madera, portones antiguos con aldabas bellísimas y repujados en metal, casas con pórticos labrados en piedra, el antiguo hospital, la catedral, iglesias, campanarios, escuelas y el mirador de Santa Apolonia, desde donde parece sentirse aún el hálito de ese héroe, amigo del jefe inca ejecutado, llamado Hernando de Soto.
Cajamarca, fundada antes de la llegada de los españoles, es hoy una hermosa ciudad, llena de vestigios coloniales de todo tipo: escudos nobiliarios, balcones en madera, portones antiguos con aldabas bellísimas y repujados en metal, casas con pórticos labrados en piedra, el antiguo hospital, la catedral, iglesias, campanarios, escuelas y el mirador de Santa Apolonia, desde donde parece sentirse aún el hálito de ese héroe, amigo del jefe inca ejecutado, llamado Hernando de Soto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario