Dicen que Enrique Vila-Matas (el escritor que ya ha escrito todo lo que a mí me gustaría escribir) suele dedicar todos sus libros a una misma persona. Yo admiro esa fidelidad y fijación constantes en un escritor inconstante, etéreo, volandero, fragmentario, aforístico, desasosegado, genial y "portátil". Además, a mí no me parece mala idea dedicarle toda la obra a una misma persona, siempre -¡claro está!- que esa persona exista y pudiéramos encontrarla, si por un acaso decidiéramos buscarla.
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