Siempre esta música honda,
llamándome, dándole motivos
al corazón. Esta música de colores
y de aire, tan emotiva como el adiós
a la inocencia, al tiempo
en que era verdad la vida.
Siempre esta música, sombra
sonora de la ternura, río
de estrellas en las noches / heladas.
Siempre repetida, repetida
y envolvente cual caricia del alma.
Esta música que amaina el dolor
del vagabundo eterno,
y en su sangre murmura
un sinfín de pensamientos
marinos / aéreos,
de locura / y fuego.
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