Hoy te recuerdo, madre, como ayer,
como siempre solo, dándole al aire
mis ojos; mis manos a los niños,
y el amor a los perros, como entonces
cuando tú eras reina de un antiguo país
de flores y canciones de cuna. Hoy, madre,
otra vez lejos porque acaso sí que soy
el lejano Pedro, el paria, el que desconoce
la violencia y se desdice de la muerte, incluso,
sin más afán que el del girasol, ni otro pretexto
desde niño, MADRE, que la luz que anhelo
y guardo en mis bolsillos vacíos de riqueza,
igual que se guardan los tesoros y los sueños.
Hoy te recuerdo tanto como siempre;
pero para mi dolor y mi desventura nunca ya
tu voz oiré ni veré más tu sonrisa.
2 comentarios:
Q lindo ...
MUY REAL COMO LA VIDA. MUY TUYO COMO LA VIDA.
ME HAS EMOCIONADO EL ALMA.
UN ABRAZO DE AMIGO ALLA DONDE ESTÉS PEDRO.
RUBÉN SANZ.
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