Un poema me busca silencioso,
y yo le digo cállate ya
que me enloqueces.
Él se queda mirando
y gritándome al oído,
mientras le pongo manos
a los ojos y ando
cual centinela de la lluvia
secando el oleaje
de los mares que lloran.
Él se marcha sin nombre
al infinito y habla
y yo callado, recuerdo
al ser que me acompaña.
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