A mis 60 años, estoy donde siempre estuve.
Lo que más quise me dejó libre, y lo que más me quiere, también.
A esta edad ya vale más un silencio justo que mil palabras erradas.
Me figuro por figurarme que soy la figura del deseo que ya no tengo.
Tuve un cuerpo que aún conservo en estado latente o limitado.
Qué vanagloria todo este mundo que se quedará atrás para siempre.
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