A ese jardín donde hayáis ido
quisiera ir;
de esa luz que ya no os ve ni os crea
quisiera ser sombra también;
con esa mudez y ese silencio
quisiera habitar el país
en el que viven vuestros sueños
que nunca tuvieron despertar.
A ese jardín donde hayáis ido
quisiera ir.
Aube, Aimée, vosotras solamente
sabéis la entrada al laberinto;
vosotras conocéis el mar donde lloré,
las nubes que me hicieron sentir
ese silencio
por siempre
desnombrado.
Aube, Aimée.
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