viernes, 18 de octubre de 2013

Ramón Andrés

La  fascinación  por  Kafka se debe  a la suficiencia  y  poca  memoria del  siglo xx. Los  versos  medievales de Hélinand de Froimont, algún soneto de  Gryphius, ciertas sátiras de  Swift, el  remordimiento de Nejlindov en  Resurrección, ya  nos  pusieron en  nuestro  lugar.

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