jueves, 27 de septiembre de 2012

RAMÓN (greguerías)

El pez está siempre de perfil.

El mármol sabe esperar su estatua durante siglos.

La gran invención sucederá el día en que el guante de la mano izquierda sirva para la derecha.

Entre los carriles de la vía del tren crecen las flores suicidas.

El viento es el correo amoroso de las flores.

Todo el mar quiere salvarse en el tablón que flota.

En la vida se pierden hasta los imperdibles.


martes, 25 de septiembre de 2012

Me  acuerdo de aquel  día
en  que  un  hombre solitario
paseaba  por  las calles de Ávila
y  leía yo   un  libro de  poemas
de Francisco Pino.
Íbamos sin  futuro los  dos
juntos hacia el  dolor
que  cura siempre el  olvido.
Tú llevabas unas  flores
ya  muertas del  jardín
que  habías sembrado/ en  mí
y  yo  tenía  los  ojos  clavados
en aquel   hombre que dormía
en  mis sueños de antaño.
Me acuerdo de aquel  día
hoy que corté  los dondiegos
que  nunca  un  hombre solo
sabe  dónde y  cómo/   llevarlos.

Tengo  sólo  lo que  le  di a las palabras,
aunque ellas  no sepan  de  la deuda
ni  la  dádiva.
Leí  libros que se me  fueron  olvidando,
y  amé a  mujeres que  no sé dónde  habitan
ni qué estarán  pensando.
Nunca  me he definido, sino  por  mis  retratos
o  por  mis silencios,
y se acercan  ya  las despedidas
a donde  antes  nacían  los encuentros.
Tengo  sólo  lo que  le di a  las  palabras
y  los ecos que  la  vida
me ha  brindado.

f r a s e s

*  Hasta  la  más real de las fotografías es  mentira.

*  No  me  gusta escribir  en  tercera  persona,  ni  en  primera,  ni en  segunda.

*  Abre  los  ojos  y  cierra  la  boca. Está  pintando  un  pensamiento.

*  El silencio  tiene  más  poder y, sobre todo,  más razón que la palabra.

* El lenguaje es  una de las mejores  herramientas  que peor se  usa.

*  Un  instante,  a veces,  es  mucho   tiempo.

P.B.M.

De la  fantasía sólo  me curará la muerte.

jueves, 20 de septiembre de 2012


Zygmunt Bauman

Cuentan que alguien  le preguntó a Miguel  Ángel  cómo se las arreglaba  para convertir  las  imágenes de su mente en las esculturas de exquisita belleza (y, de hecho, perfección) que  lo  hicieron famoso. También  dicen que respondió que su  método era  la simplicidad misma: él se  limitaba a tomar  un  bloque de  mármol y arrancar de  él  y desechar  todas  las partes  innecesarias. Todos  intentamos  hacer   lo que Miguel  Ángel  hacía  y seguimos su  método cualquiera que  sea el  material  sobre el  que  tratemos de labrar  nuestros  propósitos. A  veces, se trata de mármol. En  otras  ocasiones, de carne  humana. No   hemos  dado con  otro  método.  Y, de hecho,  tampoco  lo  hemos  buscado con especial ahínco.  Y, al parecer,  en estos  momentos  hemos interrumpido  por  completo  toda  búsqueda.

martes, 18 de septiembre de 2012

Otra  vez en  Madrid. Otra  vez  solo.  Pensando  otra  vez qué  puñetas quieren algunos españoles que desconocen  la  historia de  España,  y  qué  demonios  quieren  otros  que parecen o  aparentan, al menos,  conocerla.
He  venido a  ver  la  nueva  librería de La Central,  una auténtica maravilla, si  nos ceñimos sólo a títulos  y  libros;  pero  a  la que  no auguro   gran  porvenir o  futuro,  porque  en  España, aunque  muchos reclaman  y se quejan  sin  razón,  pidiendo  más  oferta  cultural, la oferta cultural  no  interesa en absoluto, salvo a los  mismos y escasos "locos"  de  siempre, como  diría ese  genial  sabio alemán al que todos  ya  olvidamos.
La verdad es que, a pesar de haberme declarado estado  único e  independiente hace varios años, quiero cambiar de  nacionalidad.  Y si  no lo  hago es  porque  ya las  nacionalidades son -para  mí-  como  los  politicos:  pura  farsa, dislate  sin hermosura. No  obstante, ando  dándole  vueltas al asunto,  mientras escritores, actores y artistas de este  país (al que  pocos  llamamos  España) se entretienen en  defender las  ideologías antes que  las  ideas,  y  priorizan  las  razones  de su  propio  estado frente a  culesquiera  otras,  ignorando  aquello  tan  acertado  como  cierto que  dijo  Jean  Renoir.
Bueno,  no  querría entrar en  política, aunque  creo  que todos somos seres  políticos. Sin embargo,   voy  a hacerlo. Dejen que se  independicen a  los catalanes, a los  vascos, a los  gallegos, a los asturianos, a los andaluces, a los extremeños, a las aves,  a los  peces, a los animales domesticados o  no. Dejen  que se independicen a los  niños y a  los abuelos, a los maestros y  a sus alumnos. Hagamos  que se  independicen  todos  los seres  vivos del  planeta y prendamos  fuego a todos  los ducumentos  de  identidad, a  todos  los pasaportes, a  todas  las  leyes, sin excepción. Y  si  después de eso, alguien quisiera  fundar  naciones,  crear  identidades, lenguas,  historias,  fronteras, etc., entonces valdría la pena  un  buen  suicidio.

domingo, 9 de septiembre de 2012

a cuento de cuentas que no me cuadran

Vivo en  Extremadura, que dicen es  un erial  cultural, y antes  vivía en  Cataluña, que  digo  es  un erial  social.  Y  escribo lo que  sigue a cuenta de algunas cosas que  he  leído sobre si  tal  o cual  gobierno está desmantelando  el  estamento  cultural, la red de  bienes y derechos adquiridos  por las  personas  y  entidades culturales, de cualquier  tipo.
En  Espña, en  general,  sobran  editoriales y  se publican  un  sinfín de  libros;  pero  no  hay  lectores ni  tampoco   una  crítica  honrada, sincera  y  capacitada. Los  periódicos son  puramente  informativos, cuando  llegan a serlo, dependientes de  grupos editoriales  y económicos  e  ideológicos,  y  los artistas, en  su  mayoría,  lo  mismo.
Los escritores saben que  no  los  lee  apenas  nadie,  lo saben.  Y si  no  lo saben, es  que  no conocen  la realidad española, no  sólo la extremeña,  la española. Por  eso,  y al  hilo  de   lo que  uno  lee  y  oye,  me atrevo a afirmar  lo que estoy  escribiendo. Las bibliotecas están  casi  siempre  vacías,  igual que  las salas de  exposición, salvo esas  en que  se  publicita  una  y  mil  veces que  están  exponiendo la muestra del año. Los  museos, salvo algunos, se  mueren de aburrimiento. Pondré  un ejemplo que me  hizo  pensar en lo que ahora estoy  expresando. He visitado  en  varias  ocasiones el  Museo  Abstracto de Cuenca, y  nunca  me  encontrado  más de  tres  personas dentro. He visitado  muchas  veces,  también,  Yuste  y  la  Catedral de Plasencia,  y  me    ha  sucedido  algo semejante. Fui  al  cine a ver Pasión de los  Fuertes,  de  Ford -mejor director, según  Orson  Welles de la  historia  del  cine- y asistíamos en  total  cuatro  personas a la sesión de  la que  hablo. Sin embargo, casi siempre  veo llenos los bares, las discotecas  y  cafeterías repletas.
Hace  unos meses  exponian  en  la Casa Encendida de Madrid a dos de  los  más  grandes creadores artísticos que  ha dado este  país: Ullán   -el  poeta- y Diego  Lara -el  diseñador-,  pues  bien, en  la  mencionada  exposición  me encontré  con unaaaaaaa, persona. En  fin, por  terminar  ya  con esta imagen  de la verdad, que acaso  es  sólo  mía, yo diría que  no es que al  burro  le  falte  grano, es que el  burro  no  lo quiere y,  hasta  incluso supongo,  por  lo  visto  durante  cincuenta  y tantos años, prefiere  la paja.

sábado, 8 de septiembre de 2012

No sé quién dijo que las despedidas son dulcemente amargas, y así me sabe a mí este día, esta tarde, este momento en que se me llena de nuevo la cabeza de pájaros y ando por la luna de Valencia, sin saber si vengo cuando vengo o si me voy cuando me voy; desconocido tal vez, pues me perdí tantas veces que ya no sé quién soy. Rimándote otra vez, amiga,  aunque no quiera, sin querer.
No huyas del silencio y deja que él te cuente de mí.
Y cuando hables, recuerda mi nombre con un verso que jamás escribí ni escribirá poeta alguno.