sábado, 3 de enero de 2015

AUBE

Un  día  triste este  tres de  Enero.  Uno de los  días  más  tristes de mi  vida. Un  día de esos  en  que  te duele   hasta el aire  y  la saliva, y  el deseo se  fue sin avisarnos de este extraviado  mundo  hacia el  otro, donde  ya  no sabemos  ni  perdernos. Hoy  tres de  Enero se fueron para siempre de esta  vida dos de  mis sueños  más  dichosos,  y  los  besos dormidos  para siempre se quedaron en  la  boca de  todos, en  la boca de nadie. Hoy  tres de  Enero  me  desuella el  silencio  hasta  los ojos,  las  lágrimas  no saben  de otro llanto,  ni  tienen   las manos  más  ofrenda  que  este abismo de sangre donde  se ahogaron  mis estrellas y naufragó el destello  de  una promesa cierta  y  generosa.
Hoy  tres de  Enero es  un día  triste, de los  más  triste  de  mi  vida,  y  ni  siquiera  repica el  campanario sus  campanas, ni lloran  los ángeles custodios,  ni  enmudecen  los  vientos.
Hoy  tres de  Enero  de  dos mil  quince, la  orfandad de su  carne  inocente  se  hizo para siempre  nada.
Y  no  curan hoy  los  libros ni  las  fórmulas  ni  los  teoremas  ni  los  versos  ni  las palabras ni los amores ni  las  promesas.

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