domingo, 26 de abril de 2015

Tomás Salvador González

Mi  prima  hizo  como  pudo
el equipaje  imprescindible:
una  barra de labios,  los  pendientes
que  habían  sido de la abuela,
el  temblor  y  las  prisas.
Y  nada  más  llegar
le  pintó  los  labios  y  le  puso  los  pendientes
a su  madre  muerta.

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