Arlette salió a la cocina para preparar un pastel que debía meter en el horno. Estuvo ausente diez o quince minutos. Al volver a la sala, Edmond Jabès estaba muerto donde lo había dejado, en la butaca del fondo frente a la puerta, al lado de la figura de madera hecha por Piera Rossi, sefardita y prima de Arlette.
Estaba leyendo al morir, el último poema de un cuaderno de Michel Leiris, titulado Fissures (Fourbis, 1990). El cuaderno, de cubiertas rojas, había caído de su mano, abierto en la página del texto final. Lectura ultima:
Pautado,
fijado,
cercado,
nada es ya nada
cuando ya nada está en suspenso.
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