Vino por fin abril
entre contradicciones
como vienen las flores
a la tierra baldía,
según Eliot pensaba.
Vinieron los recuerdos
cual babeles sin habla
a definir tus manos
secas como costillas
de viejos dinosaurios,
esmeradas por lo bello.
Siento que la vida es nada
más que esta incompatibilidad
que nos santigua ahora
por lástima u orgullo,
entre panes y peces
y penas suicidadas,
igual que aquel Guernica
del que tanto nos hablaron
en relación con una guerra
que perdimos aqueos y troyanos.
Vino por fin Abril
como te fuiste tú;
asombrosamente ajeno,
sin jactancia ni fe,
ruina de ti mismo.
Siento que llueve ahora
desde el río de la vida,
sobre la almohada del musgo.
01/04/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario