Un resplandor de luz, una ventana;
reflejo de un hogar, ardiente esfera,
la casa guarda dentro la postrera
lumbre del día en la memoria humana.
Su brillo hace la noche más liviana,
pues de las sombras cura la ceguera;
semilla de esperanza cuando afuera
otro ser la vislumbra muy lejana.
Dos soledades arden en su llama;
la del que adentro mira el universo
en las sombras del fuego de la estancia,
la del que lejos sueña cuanto ama,
cuando en lo oscuro de la noche inmerso
un resplandor distingue en la distancia.
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