lunes, 4 de octubre de 2010

Nunca, Claudio Rodríguez,
iremos juntos a pasear al perro
ese que tiene los ojos de juglar
y el corazón vivo de trapo.
Nunca, Claudio Rodríguez,
iremos al bar a tomar un anís
con galletas y hablarle, Claudio,
a los pájaros. Y que nos contesten.
Ya no será posible aquel verso
- el más querido de los tuyos -
que consistía en saberte cercano,
sin que la poesía nos helara la sangre.

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