jueves, 25 de noviembre de 2010

De improviso la ceniza avanza
por un paisaje quemado, mientras
un niño contempla el mundo
con los ojos aún bellos de la infancia,
aunque sienta en el corazón, huracanado,
el zumbido letal de mil promesas/ falsas.
De improviso arrinconados todos
los sueños del pasado, espera un niño
que vengan los difuntos a jugar/ de nuevo
con palabras nunca antes pronunciadas.
De improviso se han extinguido mariposas,
osos, leones, abejas y elefantes,
y el niño sigue, ciego, buscando el arco iris
para pintar de luz soñada el horizonte.

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