Dieciséis de Noviembre, día del desasosiego,
los espejos se han muerto como yo, suicidados,
y la vida no sabe encontrarme entre ellos.
El tiempo se detiene en cada uno
y en cada uno prosigue, indefinido,
mientras lo que nos da sensación de estar aquí
cada vez está más lejos, más perdido.
Dieciséis de Noviembre, desconozco el porqué
siento el milagro de la lluvia dentro de mí
y por qué me sigue dictando Dios
estas cosas a las que llamamos versos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario