viernes, 1 de mayo de 2015

José Antonio Ramos Sucre

                              PRELUDIO

YO QUISIERA estar entre  vacías  tinieblas,  porque el  mundo  lastima cruelmente  mis sentidos y  la  vida me aflige,  impertinente amada que me cuenta amarguras.
Entonces  me habrán abandonado  los recuerdos: ahora huyen  y  vuelven con el  ritmo de  infatigables  olas y son  lobos aullantes en  la  noche que  cubre el desierto de  nieve.
El  movimiento,  signo molesto de la realidad,  respeta  mi   fantástico asilo;  mas  yo  lo habré  escalado del brazo de la  muerte. Ella es  una  blanca  Beatriz y, de  pie  sobre el creciente de la  luna, visitará  la mar de mis dolores. Bajo su  hechizo  reposaré eternamente y  no  lamentaré  más  la  ofendida belleza  ni el imposible amor.



No hay comentarios: