El pez está siempre de perfil.
El mármol sabe esperar su estatua durante siglos.
La gran invención sucederá el día en que el guante de la mano izquierda sirva para la derecha.
Entre los carriles de la vía del tren crecen las flores suicidas.
El viento es el correo amoroso de las flores.
Todo el mar quiere salvarse en el tablón que flota.
En la vida se pierden hasta los imperdibles.
Poeta, fotógrafo y collagista vocacional y autodidacta. "Vagabundo de las Estrellas, Amado vagabundo o Guardián entre el Centeno y Bartleby".
jueves, 27 de septiembre de 2012
martes, 25 de septiembre de 2012
Me acuerdo de aquel día
en que un hombre solitario
paseaba por las calles de Ávila
y leía yo un libro de poemas
de Francisco Pino.
Íbamos sin futuro los dos
juntos hacia el dolor
que cura siempre el olvido.
Tú llevabas unas flores
ya muertas del jardín
que habías sembrado/ en mí
y yo tenía los ojos clavados
en aquel hombre que dormía
en mis sueños de antaño.
Me acuerdo de aquel día
hoy que corté los dondiegos
que nunca un hombre solo
sabe dónde y cómo/ llevarlos.
en que un hombre solitario
paseaba por las calles de Ávila
y leía yo un libro de poemas
de Francisco Pino.
Íbamos sin futuro los dos
juntos hacia el dolor
que cura siempre el olvido.
Tú llevabas unas flores
ya muertas del jardín
que habías sembrado/ en mí
y yo tenía los ojos clavados
en aquel hombre que dormía
en mis sueños de antaño.
Me acuerdo de aquel día
hoy que corté los dondiegos
que nunca un hombre solo
sabe dónde y cómo/ llevarlos.
Tengo sólo lo que le di a las palabras,
aunque ellas no sepan de la deuda
ni la dádiva.
Leí libros que se me fueron olvidando,
y amé a mujeres que no sé dónde habitan
ni qué estarán pensando.
Nunca me he definido, sino por mis retratos
o por mis silencios,
y se acercan ya las despedidas
a donde antes nacían los encuentros.
Tengo sólo lo que le di a las palabras
y los ecos que la vida
me ha brindado.
aunque ellas no sepan de la deuda
ni la dádiva.
Leí libros que se me fueron olvidando,
y amé a mujeres que no sé dónde habitan
ni qué estarán pensando.
Nunca me he definido, sino por mis retratos
o por mis silencios,
y se acercan ya las despedidas
a donde antes nacían los encuentros.
Tengo sólo lo que le di a las palabras
y los ecos que la vida
me ha brindado.
f r a s e s
* Hasta la más real de las fotografías es mentira.
* No me gusta escribir en tercera persona, ni en primera, ni en segunda.
* Abre los ojos y cierra la boca. Está pintando un pensamiento.
* El silencio tiene más poder y, sobre todo, más razón que la palabra.
* El lenguaje es una de las mejores herramientas que peor se usa.
* Un instante, a veces, es mucho tiempo.
* No me gusta escribir en tercera persona, ni en primera, ni en segunda.
* Abre los ojos y cierra la boca. Está pintando un pensamiento.
* El silencio tiene más poder y, sobre todo, más razón que la palabra.
* El lenguaje es una de las mejores herramientas que peor se usa.
* Un instante, a veces, es mucho tiempo.
jueves, 20 de septiembre de 2012
Zygmunt Bauman
Cuentan que alguien le preguntó a Miguel Ángel cómo se las arreglaba para convertir las imágenes de su mente en las esculturas de exquisita belleza (y, de hecho, perfección) que lo hicieron famoso. También dicen que respondió que su método era la simplicidad misma: él se limitaba a tomar un bloque de mármol y arrancar de él y desechar todas las partes innecesarias. Todos intentamos hacer lo que Miguel Ángel hacía y seguimos su método cualquiera que sea el material sobre el que tratemos de labrar nuestros propósitos. A veces, se trata de mármol. En otras ocasiones, de carne humana. No hemos dado con otro método. Y, de hecho, tampoco lo hemos buscado con especial ahínco. Y, al parecer, en estos momentos hemos interrumpido por completo toda búsqueda.
martes, 18 de septiembre de 2012
Otra vez en Madrid. Otra vez solo. Pensando otra vez qué puñetas quieren algunos españoles que desconocen la historia de España, y qué demonios quieren otros que parecen o aparentan, al menos, conocerla.
He venido a ver la nueva librería de La Central, una auténtica maravilla, si nos ceñimos sólo a títulos y libros; pero a la que no auguro gran porvenir o futuro, porque en España, aunque muchos reclaman y se quejan sin razón, pidiendo más oferta cultural, la oferta cultural no interesa en absoluto, salvo a los mismos y escasos "locos" de siempre, como diría ese genial sabio alemán al que todos ya olvidamos.
La verdad es que, a pesar de haberme declarado estado único e independiente hace varios años, quiero cambiar de nacionalidad. Y si no lo hago es porque ya las nacionalidades son -para mí- como los politicos: pura farsa, dislate sin hermosura. No obstante, ando dándole vueltas al asunto, mientras escritores, actores y artistas de este país (al que pocos llamamos España) se entretienen en defender las ideologías antes que las ideas, y priorizan las razones de su propio estado frente a culesquiera otras, ignorando aquello tan acertado como cierto que dijo Jean Renoir.
Bueno, no querría entrar en política, aunque creo que todos somos seres políticos. Sin embargo, voy a hacerlo. Dejen que se independicen a los catalanes, a los vascos, a los gallegos, a los asturianos, a los andaluces, a los extremeños, a las aves, a los peces, a los animales domesticados o no. Dejen que se independicen a los niños y a los abuelos, a los maestros y a sus alumnos. Hagamos que se independicen todos los seres vivos del planeta y prendamos fuego a todos los ducumentos de identidad, a todos los pasaportes, a todas las leyes, sin excepción. Y si después de eso, alguien quisiera fundar naciones, crear identidades, lenguas, historias, fronteras, etc., entonces valdría la pena un buen suicidio.
He venido a ver la nueva librería de La Central, una auténtica maravilla, si nos ceñimos sólo a títulos y libros; pero a la que no auguro gran porvenir o futuro, porque en España, aunque muchos reclaman y se quejan sin razón, pidiendo más oferta cultural, la oferta cultural no interesa en absoluto, salvo a los mismos y escasos "locos" de siempre, como diría ese genial sabio alemán al que todos ya olvidamos.
La verdad es que, a pesar de haberme declarado estado único e independiente hace varios años, quiero cambiar de nacionalidad. Y si no lo hago es porque ya las nacionalidades son -para mí- como los politicos: pura farsa, dislate sin hermosura. No obstante, ando dándole vueltas al asunto, mientras escritores, actores y artistas de este país (al que pocos llamamos España) se entretienen en defender las ideologías antes que las ideas, y priorizan las razones de su propio estado frente a culesquiera otras, ignorando aquello tan acertado como cierto que dijo Jean Renoir.
Bueno, no querría entrar en política, aunque creo que todos somos seres políticos. Sin embargo, voy a hacerlo. Dejen que se independicen a los catalanes, a los vascos, a los gallegos, a los asturianos, a los andaluces, a los extremeños, a las aves, a los peces, a los animales domesticados o no. Dejen que se independicen a los niños y a los abuelos, a los maestros y a sus alumnos. Hagamos que se independicen todos los seres vivos del planeta y prendamos fuego a todos los ducumentos de identidad, a todos los pasaportes, a todas las leyes, sin excepción. Y si después de eso, alguien quisiera fundar naciones, crear identidades, lenguas, historias, fronteras, etc., entonces valdría la pena un buen suicidio.
miércoles, 12 de septiembre de 2012
domingo, 9 de septiembre de 2012
a cuento de cuentas que no me cuadran
Vivo en Extremadura, que dicen es un erial cultural, y antes vivía en Cataluña, que digo es un erial social. Y escribo lo que sigue a cuenta de algunas cosas que he leído sobre si tal o cual gobierno está desmantelando el estamento cultural, la red de bienes y derechos adquiridos por las personas y entidades culturales, de cualquier tipo.
En Espña, en general, sobran editoriales y se publican un sinfín de libros; pero no hay lectores ni tampoco una crítica honrada, sincera y capacitada. Los periódicos son puramente informativos, cuando llegan a serlo, dependientes de grupos editoriales y económicos e ideológicos, y los artistas, en su mayoría, lo mismo.
Los escritores saben que no los lee apenas nadie, lo saben. Y si no lo saben, es que no conocen la realidad española, no sólo la extremeña, la española. Por eso, y al hilo de lo que uno lee y oye, me atrevo a afirmar lo que estoy escribiendo. Las bibliotecas están casi siempre vacías, igual que las salas de exposición, salvo esas en que se publicita una y mil veces que están exponiendo la muestra del año. Los museos, salvo algunos, se mueren de aburrimiento. Pondré un ejemplo que me hizo pensar en lo que ahora estoy expresando. He visitado en varias ocasiones el Museo Abstracto de Cuenca, y nunca me encontrado más de tres personas dentro. He visitado muchas veces, también, Yuste y la Catedral de Plasencia, y me ha sucedido algo semejante. Fui al cine a ver Pasión de los Fuertes, de Ford -mejor director, según Orson Welles de la historia del cine- y asistíamos en total cuatro personas a la sesión de la que hablo. Sin embargo, casi siempre veo llenos los bares, las discotecas y cafeterías repletas.
Hace unos meses exponian en la Casa Encendida de Madrid a dos de los más grandes creadores artísticos que ha dado este país: Ullán -el poeta- y Diego Lara -el diseñador-, pues bien, en la mencionada exposición me encontré con unaaaaaaa, persona. En fin, por terminar ya con esta imagen de la verdad, que acaso es sólo mía, yo diría que no es que al burro le falte grano, es que el burro no lo quiere y, hasta incluso supongo, por lo visto durante cincuenta y tantos años, prefiere la paja.
En Espña, en general, sobran editoriales y se publican un sinfín de libros; pero no hay lectores ni tampoco una crítica honrada, sincera y capacitada. Los periódicos son puramente informativos, cuando llegan a serlo, dependientes de grupos editoriales y económicos e ideológicos, y los artistas, en su mayoría, lo mismo.
Los escritores saben que no los lee apenas nadie, lo saben. Y si no lo saben, es que no conocen la realidad española, no sólo la extremeña, la española. Por eso, y al hilo de lo que uno lee y oye, me atrevo a afirmar lo que estoy escribiendo. Las bibliotecas están casi siempre vacías, igual que las salas de exposición, salvo esas en que se publicita una y mil veces que están exponiendo la muestra del año. Los museos, salvo algunos, se mueren de aburrimiento. Pondré un ejemplo que me hizo pensar en lo que ahora estoy expresando. He visitado en varias ocasiones el Museo Abstracto de Cuenca, y nunca me encontrado más de tres personas dentro. He visitado muchas veces, también, Yuste y la Catedral de Plasencia, y me ha sucedido algo semejante. Fui al cine a ver Pasión de los Fuertes, de Ford -mejor director, según Orson Welles de la historia del cine- y asistíamos en total cuatro personas a la sesión de la que hablo. Sin embargo, casi siempre veo llenos los bares, las discotecas y cafeterías repletas.
Hace unos meses exponian en la Casa Encendida de Madrid a dos de los más grandes creadores artísticos que ha dado este país: Ullán -el poeta- y Diego Lara -el diseñador-, pues bien, en la mencionada exposición me encontré con unaaaaaaa, persona. En fin, por terminar ya con esta imagen de la verdad, que acaso es sólo mía, yo diría que no es que al burro le falte grano, es que el burro no lo quiere y, hasta incluso supongo, por lo visto durante cincuenta y tantos años, prefiere la paja.
sábado, 8 de septiembre de 2012
No sé quién dijo que las despedidas son dulcemente amargas, y así me sabe a mí este día, esta tarde, este momento en que se me llena de nuevo la cabeza de pájaros y ando por la luna de Valencia, sin saber si vengo cuando vengo o si me voy cuando me voy; desconocido tal vez, pues me perdí tantas veces que ya no sé quién soy. Rimándote otra vez, amiga, aunque no quiera, sin querer.
No huyas del silencio y deja que él te cuente de mí.
Y cuando hables, recuerda mi nombre con un verso que jamás escribí ni escribirá poeta alguno.
No huyas del silencio y deja que él te cuente de mí.
Y cuando hables, recuerda mi nombre con un verso que jamás escribí ni escribirá poeta alguno.
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