Ramón, congratulémonos de no sentir el símbolo ni la fábula. Así nos adelantamos con más ligereza, con más desembarazo y con más serenidad... Somos menos opacos sin esa resistencia del símbolo... Somos más lingote de fundición y así no somos reacios a esa ráfaga que pasa sobre las cosas para excederlas y mundanizarlas...
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