viernes, 10 de diciembre de 2010

¿Dudas o deudas?

Leo con inusitada frecuencia la cantidad de obras de arte que, según algunos críticos, se publican. Veo exposiciones mediocres que, según algunos críticos son maravillas incuestionables. Oigo noticias o informes que , según algunos periodistas van a cambiar el signo de las cosas o, al menos, el avatar de los tiempos. Pero ya no me creo casi nada de lo que leo, poco de lo que oigo, y en cuanto a lo que veo, pues qué decir; quizás que nunca me gustaron los arquitectos ni me gustaron los novelistas posteriores al siglo XX, ni los cineastas políticos o los políticos con pretensiones artísticas.
Como diría RAMÓN, se confunden frente a cristales, las gentes que están fuera con las que están dentro, los que miran con los que son mirados. Tal vez por eso el cine sólo me parezca un lujo, uno de los mayores lujos del mundo: intentar con dinero crear otro mundo distinto donde todo es verdadera mentira. Y eso que durante años, desesperando de la vida, asistí al cine donde creía que la vida me esperaba.

No hay comentarios: