Arde de tarde interminable el olvido de la música que acalla el ruido infinito de la sangre toda y vibran los océanos cual corazones apagados por la noche ciega de insominios innumerables. Es el otoño lírico de las canciones que a la infancia compuso lo desconocido del recuerdo inmenso que en este instante nos nombra sin saberlo incluso.
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