martes, 30 de octubre de 2012

Este  poema de finales de  Octubre
azul celeste  y  de recuerdos  lleno,  infantiles
algunos como  el  corazón del  niño hecho  hombre,
dulces  o  amargos, dependiendo del  tiempo y del  espacio,
como aquella canción  que  nos  cantaba  madre a  modo
de  rezo  para  silenciarnos en  las  noches de  invierno.
Este  poema de  finales de  Octubre
en  un  Madrid   lluvioso  y  melancólico,  verde
quizás  como  es  el  verde de  Lorca,  o  blanco
como  la  ausencia,  el olvido y  la soledad
perfecta.
Este  poema.

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